lunes, 27 de agosto de 2012

El río Manzanares, según Otto Wünderlich (3)

Terminamos la serie dedicada a Otto Wünderlich (1886-1975) mostrando ocho nuevas fotografías del Manzanares, realizadas entre 1920 y 1936 y pertenecientes a la Fototeca del Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura. Se conservan más de una treintena de instantáneas dedicadas al río madrileño, tanto de su tramo urbano como de su curso alto, a su paso por la sierra o por el Monte de El Pardo, como es el caso de la siguiente imagen.



Una de las grandes preocupaciones del autor fue la captación de la luz, como ya hemos tenido ocasión de apreciar en las anteriores entregas. Volvemos a comprobar este extremo en la fotografía que reproducimos más abajo, en la que Wünderlich prescinde de todo lo accesorio para subrayar la amplitud del cielo y de la corriente. La silueta de las dos lavanderas no sólo no quiebra la sensación espacial, sino que proporciona un punto de referencia que ayuda a comprender la auténtica dimensión del paisaje.



La siguiente imagen refleja un ocaso sobre el humilde Manzanares, aunque, en algunas fotos, el río da el pego y se nos presenta con aires de grandeza. De nuevo aparece esa obsesión por la luz que siempre tuvo Otto Wünderlichde, como si fuera un pintor impresionista, en la línea de lo que, años antes, hiciera Aureliano de Beruete, uno de los artistas que más y mejor han retratado al Manzanares.



La luz cambia con las horas, con las estaciones, con el paso del tiempo... Cada puesta de sol es única, no se puede repetir. Otto Wünderlichde, consciente de ello, no se limitó a captar un único atardecer, sino que probó y probó hasta convertir este tema en uno de los más recurrentes de su repertorio, como podemos ver en la fotografía inferior.



Y, como no hay dos sin tres, reproducimos a continuación un nuevo atardecer con el río y el cielo como protagonistas indiscutibles, desde la soledad de las dehesas de El Pardo.



Cambiamos de tercio y vamos ahora con los puentes históricos que cruzan el Manzanares. A pesar de su monumentalidad, Wünderlichde no puso demasiado empeño en plasmarlos, sino que los utilizó como elementos complementarios, a veces prescindibles. Así ocurre con esta imagen del Puente de San Fernando, del cual sólo podemos ver uno de sus siete ojos.



Y, cuando fijó su atención en los puentes, el autor huyó de la típica vista general para detenerse en el detalle. Es el caso de la siguiente foto, donde puede verse la estatua de Santa Bárbara, situada en el pretil del Puente de San Fernando.



Lo mismo cabe afirmar en referencia a la última fotografía que reproducimos, con el Puente de Segovia prácticamente omitido y nuevamente el río como actor principal, sin olvidar la inconfundible silueta del Palacio Real. Con ella despedimos esta serie de reportajes que nos ha acompañado durante todo el mes de agosto.



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lunes, 20 de agosto de 2012

El río Manzanares, según Otto Wünderlich (2)

Entre 1920 y 1936 el fotógrafo alemán Otto Wünderlich (1886-1975) captó alrededor de treinta instantáneas del Manzanares. Después de nuestra primera entrega, reproducimos a continuación diez nuevos paisajes del río, cuyos originales se conservan en la Fototeca del Patrimonio Histórico, del Ministerio de Cultura.



Comenzamos con esta imagen, en la que queda reflejado un oficio poco conocido: los extractores de arena. Dos hombres, adentrados en las aguas del río, se afanan en cargar sus carros, con los lavaderos como telón de fondo. Por encima se eleva la cornisa madrileña, presidida por la enorme cúpula de San Francisco el Grande y el Seminario Conciliar.



Aguas arriba, en el entorno del Puente de los Franceses, puede verse otro grupo de areneros, cuyos carros hacen honor al irónico comentario del embajador de Rodolfo II de Austria, cuando afirmó que "el Manzanares es el mejor río del mundo, pues es navegable a caballo" (aunque, en este caso, se trata de bueyes).



Seguimos con los oficios y vamos ahora con las famosas lavanderas del Manzanares, que vemos en plena faena en uno de los canalillos arrebatados al río.



De la estampa laboral de los extractores de arena  y de las lavanderas pasamos al ambiente festivo de la Romería de San Isidro, con esta fotografía de la pradera y, nuevamente, la inconfundible cornisa.



El autor completó las vistas de la pradera desde dos nuevos ángulos. La fotografía superior, orientada hacia el norte, amplía la perspectiva de la cornisa para reflejar, con algo más de detalle, la mole del Palacio Real. En la inferior, la cámara se dirige hacia el sur, para recoger los nueve arcos del Puente de Toledo.



No abandonamos el Puente de Toledo. En la siguiente imagen, Otto Wünderlich nos muestra la hornacina de San Isidro, situada en el pretil, que Pedro de Ribera concibió como un fastuoso retablo.



Y seguimos en el Puente de Toledo, ya que desde su tablero está tomada esta fotografía del río, que, en ese punto, cruza la ciudad constreñido por las antiguas carreteras de Carabanchel y de Getafe, en el alto de Opañel. Al fondo puede verse el cementerio.


En la siguiente imagen puede observarse la margen izquierda del río, a la altura de La Florida, con la ermita de San Antonio asomando tímidamente por la parte derecha. Nos llama la atención cómo las orillas han sido modificadas por la acción del hombre, seguramente por los propietarios de los edificios que aparecen en la foto. A los patos que nadan plácidamente no parecen importarle mucho estos movimientos de tierra.



Y terminamos con esta fotografía, en la que puede verse uno de los pontones de madera que cruzaban el río, muchos de ellos utilizados, casi en exclusiva, por las lavanderas.



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miércoles, 15 de agosto de 2012

Por ser la Virgen de la Paloma

Por ser la Virgen de la Paloma, el Barrio de La Latina se ha vestido con sus mejores galas. Así lucía esta mañana festiva la Calle de Calatrava, que, un año más, se ha engalanado con vistosos mantones de Manila, telas, banderolas y los inevitables farolillos.





Aunque este año ha habido una novedad y es el tono reivindicativo que ha presidido en las decoraciones de algunos balcones, con alusiones a las dificultades económicas del momento actual.



lunes, 6 de agosto de 2012

El río Manzanares, según Otto Wünderlich (1)

La sección El río Manzanares, según... pretende dar a conocer las obras artísticas y literarias que se han inspirado, para bien o para mal, en el pequeño río que vio nacer a Madrid.

Y es que hay un hecho claro y rotundo: la escasez de su caudal, "tan chupado y tan sorbido", como diría Quevedo, es inversamente proporcional a la cantidad de escritos, cuadros, fotografías, películas e, incluso, esculturas que tienen al Manzanares como indiscutible protagonista.

En esta ocasión le toca el turno a Otto Wünderlich (1886-1975), un fotógrafo alemán que, tras formarse en el Reino Unido y Francia, desarrolló la mayor parte de su carrera en España. Llegó a nuestro país en 1913, pero no fue hasta 1917 cuando, tal vez forzado por la disolución de la compañía minera para la que trabajaba, se dedicó profesionalmente a la fotografía.

A él le debemos una de las mejores colecciones de paisajes y vistas de ciudades y monumentos que se hayan hecho jamás de España. Por encargo del Patronato Nacional de Turismo y de algunas empresas que comercializaban álbumes y tarjetas postales, así como de diferentes publicaciones de prestigio, recorrió toda la geografía hispana en busca de la mejor instantánea.

Su ingente archivo de fotos fue adquirido en el año 2008 por el Ministerio de Cultura. Está integrado por miles y miles de imágenes, que reflejan la estética fotográfica de los años veinte del pasado siglo, caracterizada por la utilización de nuevos encuadres y ópticas.

En estos fondos encontramos una treintena de fotografías dedicadas al Manzanares y a sus puentes, hechas en diferentes fases entre 1920 y 1936, y que vamos a analizar en tres entregas a lo largo de este mes de agosto.



Comenzamos con esta fotografía que lleva por título Al otro lado de la garganta. Podemos ver el río atravesando el término municipal de Colmenar Viejo, a la altura del medieval Puente del Grajal, aunque no es este puente el que aparece en la imagen, sino uno mucho más moderno, del primer tercio del siglo XX, por el que actualmente pasa la carretera comarcal M-618.



Vamos ahora con esta foto, que el autor identificó con el nombre de En el Manzanares. No encontramos ningún elemento que nos permita identificar cuál es el punto exacto, aunque intuimos que puede tratarse del Monte de El Pardo, donde el río configura varios remansos.



Las fotografías superior e inferior son variaciones de la anterior. Están captadas desde el mismo lugar y avalan el interés del autor por captar la luz, con una minuciosa técnica que le acerca a los mejores pintores paisajistas.



Abandonamos los parajes naturales para dirigirnos a los tramos urbanos por los que pasa el Manzanares. Wünderlich no fue ajeno a los famosos lavaderos que salpicaban las orillas del río y que dieron lugar a varios canales, para uso de las lavanderas.



Terminamos esta primera entrega de El río Manzanares, según Otto Wünderlich con otra vista de los lavaderos, aunque, en esta ocasión, aparecen de soslayo, en beneficio de la corriente, convertida a los ojos del fotógrafo alemán en el verdadero centro de atención.



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