lunes, 3 de septiembre de 2012

El Jardín y la Huerta de los Frailes

Felipe II (1527-1598) fue un gran amante de los jardines, como prueban las intervenciones paisajísticas que ordenó desarrollar en la Casa de Campo, El Pardo, Aranjuez, La Granjilla de La Fresneda, Valsaín y San Lorenzo de El Escorial.

En ellas se daba el salto desde el jardín medieval, concebido como un espacio recogido y cerrado, al jardín renacentista, que se abre al mundo exterior, integrando arquitectura y naturaleza.



De todos estos recintos, el Jardín de los Frailes, situado a los pies del Monasterio de El Escorial, no sólo es el que mejor conserva su fisonomía original, sino también el máximo exponente del concepto que el rey tenía de la jardinería, que debía proporcionar belleza visual, además de permitir el cultivo de hortalizas y frutas.

De ahí que este jardín sea un lugar de transición entre la imponente arquitectura del monasterio y las huertas, que garantizaban el abastecimiento a la comunidad religiosa y a los cortesanos.



Se extiende sobre una terraza artificial que, a modo de escuadra, bordea los lados sur y este del monasterio, salvando el desnivel existente hasta las huertas inferiores. 

Su punto de apoyo es un enorme talud de piedra, obra de Juan de Herrera (1530-1597), que recibe el nombre de Muro de los Nichos por las hornacinas que horadan su parte exterior.

Gracias a esta ubicación, los jardines constituyen un excelente mirador, no sólo de las huertas escurialenses, sino también de buena parte de la Comunidad de Madrid, con la rampa de la sierra y la llanura mesetaria a un golpe de vista.

En palabras del filósofo José Ortega y Gasset (1883-1955), no existe "mejor sitio para meditar sobre el paisaje y sobre Castilla". De hecho, en el momento de su construcción, el lugar llegó a ser comparado con los míticos jardines colgantes de Babilonia.



Cuando hablamos del Jardín de los Frailes, genéricamente nos estamos refiriendo a tres espacios que, pese estar conectados entre sí y tener una unidad formal, están bien diferenciados: el Jardín de Convalecientes, el Jardín de los Frailes propiamente dicho y el Jardín Real, de carácter reservado.



Todos ellos están comunicados con las huertas adyacentes, a través de un sistema de dobles escaleras que, como si fuesen pasadizos, descienden hasta el nivel inferior. Hay un total de seis: dos están excavadas en el Jardín Real y las otras cuatro se distribuyen a lo largo del Jardín de los Frailes.

Jardín de Convalecientes

El Jardín de Convalecientes, también conocido como los Corredores del Sol, ocupa un patio cuadrangular, cerrado en dos de sus lados por las galerías porticadas de la Botica. Era el lugar donde se recuperaban los monjes enfermos, dadas sus favorables condiciones ambientales, muy diferentes a las de los umbríos claustros interiores del monasterio.



La Botica es un bello edificio de aire clásico, con planta en forma de ele, fruto de la colaboración de Juan Bautista de Toledo (1515-1567), el primer arquitecto de El Escorial, y Juan de Herrera, que asumió las obras tras la muerte de aquel. Su elemento más destacado es, sin duda, la columnata que enmarca el jardín, de orden jónico en el piso superior y toscano en el inferior.



Jardín de los Frailes

Estos jardines rodean las habitaciones de los monjes. Siguiendo los modelos italianos de la época, basados en la geometría, están formados por una sucesión de cuadros, dispuestos longitudinalmente y divididos, cada uno de ellos, en cuatro parterres, con un estanque con surtidor de piña en el centro.



Desde el siglo XVIII las plantaciones son de boj, pero originalmente había sembradas flores exóticas y plantas medicinales, "haciendo artificiosos y galanos compartimentos", que parecían "alfombras finas, traídas de Turquía, de El Cairo o Damasco", como describe Fray José de Sigüenza (1544-1606).

Jardín Real

El Jardín Real se encuentra junto a los Aposentos Reales, situados en el saliente oriental del monasterio. Está integrado por cuatro espacios, uno destinado al rey, otro para la reina, otro para el príncipe y el último para la Corte.



Tenía un carácter reservado, razón por la cual fue levantado un cerramiento de piedra que lo separa del Jardín de los Frailes. No obstante, este muro divisorio dispone de puertas, que permiten hacer un recorrido completo de todo el conjunto.


La huerta

La Huerta de los Frailes se halla en la zona más baja. Está cercada y cuenta con varias entradas, entre las que destaca la de El Bosquecillo. Presenta una distribución regular, con varios cuadros, donde se cultivaban árboles frutales y hortalizas.



Su riego estaba garantizado por el Estanque Grande, emplazado cerca del Jardín de Convalecientes, en el que intervino el arquitecto Francisco de Mora (h. 1553-1610), discípulo de Herrera, con el diseño de la balaustrada y de la majestuosa escalera de cuatro ramales.

A este autor también se deben la Cachicanía y el Pozo de Nieve, dos singulares edificios situados a escasa distancia.

15 comentarios:

  1. Hola Jesús, es muy interesante la faceta de Felipe II como el rey "jardinero", que nos trajo huertas y jardines maravillosos, por suerte algunos se pueden seguir disfrutando, y tú no lo cuentas!!
    Gracias, precioso post.

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    1. Hola Mercedes:
      Es cierto. Algunos se conservan y otros, tristemente, como los de la Casa de Campo y El Pardo, se han perdido o queda muy poquito. No sé cómo habrá quedado aquel proyecto de recuperación/reconstrucción de los jardines renacentistas de la Casa de Campo, pero imagino que, con la crisis, habrá acabado metido en un cajón.

      Un abrazo y muchas gracias, Jesús

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  2. que preciosos jardines , parecen de cuento !!!!

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    1. Muchas gracias Slu!!! Por su emplazamiento y panorámicas, estos jardines merecen la pena. Un abrazo, Jesús

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  3. Hola Jesús,
    Preciosos jardines, precioso el monasterio y hasta preciosa huerta, pero no puedo decir lo mismo de nuestro Felipe II, pues de precioso no tenía ni un pelo.
    Bonito trabajo, Jesús. Eres nuestro mejor narrador de la zona norte.
    Un abrazo.

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    1. Gracias Manuel. Es verdad, sobre Felipe II hay mucha leyenda negra, pero yo creo que, dejando a un lado lo malo, tuvo una inquietud cultural, muy renacentista, que hay que reconocer.

      Un abrazo, Jesús

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  4. Hola Jesús,
    Magnífico post que ayuda a conocer algo más un personaje fascinante y oscurecido todavia por el "agitprop" de la leyenda negra protestante, luterana, etc.
    Todas las escaleras que señalas del jardín tienen una sutil correspondencia con las fachadas a través de leves resaltes que la modulan y ayudan a romper su dura planimetría. La transición entre arquitectura y naturaleza de la que hablas está aqui totalmente conseguida.
    Por cierto, a María Tudor si que le pareció precioso su sobrino, jeje.
    Un abrazo

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    1. Hola Antonio:
      Como siempre, tus aportaciones son magistrales. Desconocía lo de la correspondencia de las escaleras con las fachadas. La verdad es que Francisco de Mora hizo un buen trabajo, que ha quedado un poco ensombrecido por la contribución de los demás arquitectos que trabajaron en el Real Monasterio.

      Un abrazo, Jesús

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  5. Hola Jesus. Qu poco conocemos de El Escorial, a parte del edificio principal.
    Voy a ir a recordarlo otra vez, gracias a ti.
    Un abrazo

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  6. Gracias José. Es un edificio fascinante, siempre se descubre algo nuevo.

    Un abrazo y buen fin de semana!!

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  7. Hola! tengo un humilde blog de cocina, en el que suelo poner excursiones y visitas que realizo por distintos sitios. En ésta última que acabo de publicar, he puesto una visita que hice hace unos dias al Jardín de los frailes. Buscando información, me encontré con tu estupéndo blog, el cual recomiendo en mi entrada, espero que no te importe.
    He visto muchas cosas que me han gustado así que me quedo de seguidora, tienes mucha información y te curras muy bien las entradas.

    Un saludo.

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  8. Hola Golonsegus y bienvenida:
    Muchas gracias por todo. He estado dando una vuelta por tu estupendo blog y me encanta (así que me tienes como seguidor). Desde aquí lo recomiendo:

    http://golonsegus.blogspot.com.es

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  9. El jardín de los frailes, que está varios metros más alto que la huerta, tenía una continuación en los cuadros de árboles (¿olmos?) que había en la huerta (creo que la huerta estaba dividida en 8 cuadros o huertas limitadas en todo su perímetro por los árboles (4 pegados al muro de contención que sujeta el jardín de los frailes y otros cuatro, detrás de éstos.
    Entre estos cuadros hay calles, que salen de las puertas de bajada del jardín de los frailes a la huerta.
    Lo menciono por que es el diseño original y Serlio publica algo similar en su tratado (libro V) y se extiende por toda Europa (es típico de los jardines renacentistas y el de la Casa de Campo se ajusta a este diseño, aunque sin el desnivel). Ese diseño de la huertas ha desaparecido aquí.
    Sin embargo aparece en los grabados del monasterio.
    Como el jardín de los frailes está más alto, desde ahí se pueden ver las copas de los árboles, siendo como una continuación del jardín y de algún modo enmascarando su función utilitaria.
    La basa sobre la que se edifica el monasterio en su lado sur y la misma mole del monasterio ayudaban a formar un microclima en la parte más cercana al muro de este jardín de los frailes (lo protegen del viento del norte), y ahí había uno enrejados de madera (trellis/treillage) sobre los crecían rosales trepadores y ¡¡¡jazmines!!! en plena sierra. En la botica del monasterio se destilaban las flores de estos jazmines que luego el Rey regalaba.

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    1. Gracias Anónimo por tu brillante aportación. Podría ser interesante recuperar esa ordenación de la huerta. No creo que costase mucho.

      Saludos desde "Pasión por Madrid", Jesús

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  10. Hola, buenos días, le dejo una imágen esférica que vi en google que se ven muy bien los jardines desde una perspectiva en primera persona: https://www.google.com/maps/views/view/117717568406243403459/gphoto/6115973594123925714?gl=us&heading=326&pitch=113&fovy=75

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